1 de julio de 2013

Listas de palabras

En la barra lateral podéis ver dos listas que quiero ir ampliando y modificando a lo largo del tiempo. La una con palabras o expresiones bajo sospecha. La otra con expresiones que quiero promover, introducir o que creo que son importantes y relevantes para los temas que trato en este blog. Seguramente muchas serán explicadas y desarrolladas en entradas futuras de este blog.  

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17 de mayo de 2013

Mi color visto por una persona negra


Una reunión con tres personas. Una persona de Irlanda del Norte, rubia de ojos claros, que se entiende a sí misma como mujer cisgénero heterosexual blanca, y que también es leída como tal, y que además insiste en definirse como protestante. Otra persona de piel oscura, ojos negros, nacida en Surinam pero residente en Holanda, que se entiende a sí misma como mujer cisgénero heterosexual negra afroamericana e inmigrante. La tercera persona soy yo. 

En la reunión hablamos de racismo. La persona con identidad negra, inicia la conversación. Habla del racismo como una ideología que conlleva un sistema de opresión que subyuga a
les negres frente a les blanques. En sus comentarios, está clarísimo que me identifica como persona blanca. Y por tanto como une de les opresores. Metide en la misma caja que la otra persona en la sala, una de esas personas que están en la cima de la jerarquía racista. La mujer habla largo y se explica. Tiene argumentos convincentes y sin duda un conocimiento de la opresión del racismo negro tanto en primera persona como de forma teórica. Trabaja de hecho analizando el racismo para la ONU.

Durante la conversación titubeo. No sé cómo reaccionar. Sé que sin duda, en esa situación, se me lee como persona blanca. Sé que sin duda soy une de les opresores de las personas que son leídas como negras. Pero también sé que sin duda, yo también vivo experiencias de racismo en las que no soy ele opresore, sino ele oprimide. En esta sala estamos hablando de racismo y punto. O eso es lo que se ve. Pero en realidad de lo que estamos hablando es de racismo negro, el más potente y opresor de todos los racismos, no de racismo en general, y por tanto tampoco de racismo marrón. De hecho, la prueba de fuego es que al sacarlo a la luz, el racismo marrón es negado. 

Como persona que es leída como blanca por una persona con identidad negra, me resulta muy difícil explicar mi propia experiencia de opresión por racismo. No quiero que de ningún modo mi explicación sirva para negar mi posición privilegiada, ni tampoco para negar la experiencia de alguien que justa y apropiadamente me percibe como opresore. Al mismo tiempo no quiero ser metide en la misma caja que la otra persona presente en la habitación y que es una de las que me oprime a mí, sin mencionarlo. Especialmente cuando sé que esta conversación tiene lugar con una persona especialista en analizar racismo.

Por eso me decido a explicar mi experiencia y lo que yo entiendo como racismo marrón y la reacción que recibo es de lo más interesante. Por un lado, la persona blanca rápidamente está de acuerdo con que no soy igual de blanque que ella. De hecho, con sus comentarios lo confirma y establece su posición en la jerarquía racista. No tiene interés real en discutir racismo, como privilegiada y opresora que es siempre, y en cuanto el tiempo asignado para la charla se acaba, desaparece con rapidez y con claro alivio. Por otro lado, la persona negra reacciona de un modo completamente diferente. Quiere dialogar pero niega que mi experiencia pueda ser racismo y le atribuye un nombre diferente: xenofobia. Niega que pueda haber un componente biológico, o lo que ella entiende como racial. Para ella es cierto, mis rasgos biológicos son leídos como menos blanques, pero no es eso lo que motiva mi opresión, sino mi nacionalidad. 

Me voy de esta conversación con la misma sensación que tengo a menudo. La opresión de las personas en grados entendidos como intermedios de las jerarquías opresoras, ya sean racistas, sexistas, cisexistas, heterosexistas o lo que sea, conllevan una invisibilización que no solo es ejercida por la parte dominante, la situada en lo alto de la jerarquía, sino también por la parte subyugada, la que se entiende como permanentemente oprimida. Al negar mi opresión como persona marrón, una persona con identidad negra está ejerciendo opresión y con ello está cambiando, o al menos haciendo más complejo, el orden en el que dicha jerarquía de opresión tiene lugar. 


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13 de mayo de 2013

Catolifobia

Catolifobia. Este término, que acabo de acuñar a falta de conocer que exista otro que se utilice en este contexto, es para mí comparable a cualquier otro tipo de opresión basado en religión. Si bien, el catolicismo como rama perteneciente al cristianismo, la religión más agresiva y dominante del planeta, cuenta con una serie de privilegios de los que carecen otras religiones, al mismo tiempo lleva asociado en algunos contextos un tipo de opresión que es similar a la opresión que se sufre por ser leíde como miembre de una determinada religión que no es la mayoritaria, o que no es la cristiana. Así pues, funciona igual que la islamofobia, el antisemitismo (aquí me centro en la parte religiosa únicamente), la hindufobia, etc. en cuanto a que a las personas contra las que va dirigido, sean o no creyentes, sean o no practicantes, se les atribuye la pertenencia a esa religión y un determinado comportamiento que se deriva de ella. Igual que una persona atea procedente de un país mayoritariamente musulmán es objeto de la islamofobia, aunque se haya pasado toda su vida combatiendo el islam, del mismo modo una persona atea procedente de un país católico es objeto de la catolifobia, aunque en su vida haya pisado una iglesia, haya sido bautizada o haya recibido enseñanza en el catecismo. 

En las religiones mayoritarias se nace, y sus elementos están imbuidos en las dinámicas socioculturales que rodean a cada persona nacida en esa religión. Aunque se sea atee, la religión en la que oficial, cultural y socialmente naces pasa a ser un factor de tu bagaje cultural y de la forma en la que te lee el resto del mundo. Aunque se sea creyente y practicante de una religión minoritaria, la religión mayoritaria del lugar en el que naces se leerá en ti y para evitarlo tendrás que enmarcarte en la simbología reconocida de esa religión minoritaria. Por ejemplo, una cruz colgada del cuello si vives en Dubai o una kipá cubriendo tu nuca si vives en Londres.

Si naces en una buena parte del sur de Europa o en Latinoamérica, independientemente de tu relación con el catolicismo, este forma parte de la identidad con la que eres leíde. Especialmente cuando vives en una sociedad en la que el protestantismo es la religión mayoritaria. Une atee mexicane lo quiera o no, tiene que enfrentarse al hecho de ser viste como católique en Escandinavia.

Por otra parte, si volvemos al concepto del racismo marrón, en el que las personas consideradas como más blancas equivalen a las personas cuyo lugar de nacimiento se correponde con uno en el que la religión mayoritaria es cristiana pero no católica, sino protestante o anglicana, es decir, de alguna rama del cristianismo surgida en reacción al catolicismo y escindida de este, vemos que el factor religioso juega un papel importante en la opresión que se sufre como persona no blanca. O bien sea por antisemitismo, por islamofobia, por hindufobia, por budisfobia o por catolifobia, la supuesta religión de les marrones y negres es otro elemento importante que justifica una posición inferior en la jerarquía racista. El cristianismo, religión de la "raza" dominante, es por tanto también la religión superior. E incluso en este sistema que siempre valora el cristianismo como la religión más alta, una persona no protestante siempre será inferior a una protestante. El catolicismo se convierte así en este imaginario protestante en una religión más anticuada, fanática, llena de absurdos rituales, con un mayor poder sobre las poblaciones en las que domina que la "verdadera religión cristiana". Y todes les entendides como católiques se convierten por tanto en personas fanáticas, con soluciones primitivas, con creencias absurdas y rituales innecesarios.

El cielo protestante y el cielo católico según los Simpsons. No es difícil averiguar cuál es cuál.
La catolifobia se expresa así en conjunto con el racismo marrón y negro. Y se manifiesta en una opresión simbólica y no simbólica que en ocasiones puede tener consecuencias nefastas. Como cuando se niega tratamiento médico a una persona (véase esta entrada antigua en la que cuento una experiencia personal), se juzga con penas mayores a una persona por ser entendida como miembre incapaz de pensar fuera de la religión de su sociedad de origen, etc.

Como persona inmigrante en una sociedad protestante como la danesa, el hecho de haber nacido en España, hace que mi pertenencia a esa religión que llevo toda la vida rechazando como atee militante no solo no se cuestione sino que necesariamente me caracteriza. Se convierte así pues en otra forma de opresión que en combinación con la xenofobia y el racismo marrón me definen como perker, como elemento no deseado e incapaz de formar parte de esta sociedad en el presente, o de ser completamente integrado en algún momento futuro.


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8 de mayo de 2013

Racismo marrón

Quiero utilizar este blog para difundir un concepto que me parece que necesita más espacio en la literatura sobre grupos minorizados y oprimidos. Me refiero al racismo marrón, o más bien racismo antimarrón, es decir, el racismo que se dirige hacia las personas entendidas como marrones. Este concepto, de hecho, es la base que me ha impulsado a crear este blog, es su corazón. Pero ¿qué es? 

El racismo, como ya sabréis, es una ideología que sitúa a las personas de piel entendida como blanca en lo alto de una jerarquía que justifica la opresión de todas aquellas otras personas cuya piel no se entiende como blanca. Así, cuanto más blanca sea leída una persona, más alto estará en la jerarquía. Los ojos claros, el pelo rubio, la piel pálida son elementos que se consideran más blancos. Por el contrario, cuanto más negra sea leída una persona, más baja será su posición en esa jerarquía. Los ojos marrones o negros, el pelo moreno o negro, la piel oscura son elementos que se consideran no blancos. 

El racismo por tanto es un sistema gradual que afecta especialmente y en su forma más visible a las personas que son leídas como poseedoras de los rasgos que se entienden como menos blancos, y que en un pensamiento binario de opuestos han resultado ser los rasgos leídos como negros y africanos. Por ello, el cabello liso es más apreciado que el rizado. La piel que enrojece bajo el sol en lugar de ponerse morena es más apreciada. 

El racismo que sitúa a les entendides como blanques en lo alto, como consecuencia también diferencia rasgos que no se consideran pertenecientes a las personas de lo alto de la jerarquía, aunque estos rasgos no sean entendidos como negros. Por tanto, los ojos entendidos como redondos son más apreciados que los entendidos como rasgados. Las narices vistas como afiladas y con tabique nasal no prominente y, preferentemente, apuntando hacia arriba, son más apreciadas que las que se ven como anchas, con tabiques prominentes, o con curvatura hacia abajo.

Esta lista podría seguir durante páginas y páginas comparando una enorme cantidad de características humanas. Prefiero detenerme aquí, ya que imagino que se entiende que intento explicar que todas las características son valoradas en una jerarquía que tiene a las personas entendidas como blancas y del norte de Europa como superiores.

En general, aunque el concepto de racismo se comprende así, en la práctica se utiliza como el rechazo "blanco" a les "negres", "asiátiques", "indies", "indígenas", "amerindies" y demás. Es decir, como racismo negro, racismo asiático, racismo amerindio, etc. Que en realidad por supuesto lo que es, es racismo antinegro, antiasiático, antiamerindio, etc. 

Además de esto, por supuesto, la sociedad en general también sabe de la existencia de los racismos dirigidos hacia esos grupos que abundan entre les blanquees y que son considerados como pertenecientes a razas diferentes, como las persona de etnia gitana o les judíes. Estos racismos, como digo, se basan también en la creencia de razas diferentes, que aunque no se sepan distinguir con seguridad, se entienden como biológicas y por tanto algo muy diferente al tipo de opresión que se sufre por motivos de xenofobia o de fobia por la pertenencia a una religión concreta. 

A mí me parece que el uso común del término racismo como explico aquí arriba conlleva una invisibilización de esa jerarquía gradual que valora distintos elementos entendidos como biológicos y raciales. Esa jerarquía hace que personas que no están en su cima también sufran racismo, aunque en principio no sean entendidas como pertenecientes a otras razas que aquella que es considerada la superior, es decir, la blanca.

Y con esto llego al racismo marrón, es decir, el dirigido a personas consideradas como marrones. Es decir, personas que no son entendidas como negras y por tanto no son objeto del racismo entendido tradicionalmente, pero que son objeto del mismo tipo de opresión que se basa en características físicas y biológicas que son entendidas como raciales. Características consideradas per se como no blancas y por tanto como inferiores.

Sin duda, las personas marrones también están posicionadas formando una jerarquía dentro de esta ideología. Cuanto más elementos posee una persona que son vistos como no blancos, y cuanto más visibles son estos, más marrón es la persona. Y por tanto más fácilmente sufrirá el racismo marrón en su versión más clara, que es, por supuesto, la que misma que la del racismo negro. Evidentemente porque estas personas más marrones son entendidas como más cercanas a ser negras. Así por ejemplo una persona de Sri Lanka con la piel oscura, el cabello negro y los ojos marrones tiene para esta ideología un grado de pardura tal que la hace visible de forma constante como objeto de la opresión racista. Las personas no consideradas como pertenecientes a la raza blanca pero que no son tampoco consideradas como pertenecientes a la raza negra, son el exponente más visible de este racismo marrón. 

Pero eso no significa que las personas marrones que no son tan visibles no sufran el mismo tipo de opresión racista. Incluso dentro de la supuesta raza blanca de la división tradicional en razas hecha por este sistema ideológico se encuentra este racismo marrón. Y así en un extremo tenemos a les europees y sus descendientes en los demás continentes que tienen el pelo rubio, los ojos claros y la tez pálida-rojiza como les máximes exponentes de blancura. Son les verdaderamente blanquees. Y con ello en el resto del abanico tenemos a todes les demás europees y sus descendientes, eses de pelo, ojos y tez no tan claros, situades en una posición inferior, de semiblanques, o lo que es lo mismo, de marrones. Y por tanto, objeto del racismo que se dirige a las personas marrones.

El racismo marrón, cuando no es idéntico el racismo negro, se expresa de formas diferentes. La más clara es su negación. Poques son les que hoy niegan la existencia del racismo negro, aunque no lo quieran reconocer en sí o en su entorno. Sin embargo, negar el racismo dirigido a personas vistas como marrones pero que en teoría pertenecen a la superior raza blanca es una constante. Para ejemplo solo hay que leer esta entrada en la que cuento una experiencia personal. Consecuencia de esta negación es la falta de protección que les individues considerades como "blanquees pero marrones" tienen ante la opresión que sufren. Ni legalmente, ni políticamente, ni socialmente hay una conciencia de las dificultades que afrontamos. Tampoco a nivel personal muches individues marrones son capaces de señalar el motivo de su marginación, de su aislamiento, de su discriminación, creyendo con frecuencia que las experiencias que tienen son fruto de la casualidad, de su propio comportamiento individual, de la actitud incomprensible de la persona en concreto que les oprime, fallando así en reconocer el carácter estructural de esas vivencias y por ello siendo incapaces de reaccionar, organizarse, combatir la opresión. 

A menudo la negación del racismo marrón es camuflada en su sustitución por otros tipos de opresión como la xenofobia, la islamofobia, el clasismo, etc., desviando con ello el foco de atención de su carácter puramente racial biologicista. Cierto es que muchas personas que son objeto del racismo marrón también sufren xenofobia al ser procedentes de otras naciones o descendientes de antigües inmigrantes. Del mismo modo muchas personas marrones son objeto de islamofobia, antisemitismo (ahora centrándome en el factor religioso), hindufobia, catolifobia o cualquier otra fobia dirigida a cualquier religión que no sea el cristianismo protestante que es la que reina entre les "verdaderamente blanquees". No cabe duda de que el clasismo afecta a las personas marrones de forma especial, ya que el propio racismo marrón crea estructuras que conllevan una tendencia a tener un menor poder adquisitivo que el de las personas no marrones. Cierto es que las personas leídas como mujeres marrones sufren la opresión sexista. Y un largo etcétera. Pero esto no muestra más que el carácter interseccional que las opresiones poseen, y no dice nada de la falta de existencia de un racismo dirigido en particular a personas cuya biología es leída como marrón.

Por otra parte, muchas personas marrones tienen una tendencia a negar su propia opresión (como explico en esta entrada). Para ello a menudo también usan como explicación el haber comprobado su atracción sexual para algunas de las personas "verdaderamente blancas", siguiendo la lógica del "si quiere follar conmigo no es racista". En estos casos lo que yo veo es una falta de reconocimiento del poder erotizante que tiene el racismo y la exotificación. Tener estatus de persona blanca y desear cuerpos marrones o negros no elimina per se el racismo. Al contrario, una persona que se entiende como blanca y que dice desear solo o más los cuerpos negros y marrones lo que está haciendo es reforzar esas estructuras racistas a través de una cosificación de esos cuerpos. Y no olvidemos que dicho comportamiento se inscribe en una larga tradición imperialista blanca de colonización y sometimiento de cuerpos no blancos.

El racismo marrón cuando es dirigido a una persona que en principio es considerada como "blanca", tiene al mismo tiempo el doble filo de también situar a esa persona en una posición más alta de la jerarquía racista. Por ello, otras personas posicionadas en niveles inferiores de esta ideología, con seguridad viven a la persona marrón como opresora, porque sin duda también lo es. En un grupo de gente leída como negra, la persona marrón supuestamente blanca sigue siendo blanca. En un grupo de gente más marrón, la persona menos marrón sigue siendo blanca. Esto conlleva una doble falta de reconocimiento del racismo marrón. Por una parte, las personas que se entienden como blancas aunque son objeto del racismo marrón creen no tener nada en común con la opresión que viven otras personas "que sí que son marrones y negras", porque no son entendidas como blancas en esa división tradicional de razas. Por la otra parte, las personas que no tienen el privilegio de pasar por blancas no ven en esas personas menos marrones pero todavía marrones posibles aliades con les que combatir el racismo que les afecta a todes.

Por tanto, creo que el primer paso para luchar contra el racismo, sea cual sea, es identificarlo y no negarlo. Visibilizar las estructuras que lo refuerzan. Tomar conciencia de la pertenencia a un grupo oprimido y de la opresión que nosotres mismes ejercemos sobre otres. Y para ello mostrar una imagen compleja del racismo como ideología en la que hay una jerarquía gradual que afecta también a grupos que en la imaginación colectiva se ven como inmunes y/o solo como opresores


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3 de mayo de 2013

Imperialismo danés de Kopenhagen Fur



Esta imagen recibe a muches de les pasajeres que llegan al aeropuerto de Copenhague. Se trata de un anuncio de la mayor compañía danesa de producción de objetos de piel de lujo, que desde hace un tipo se promueve como la gran vencedora danesa en el mercado chino. Se llama Kopenhagen Fur y aquí despierta muchas pasiones negativas y pierde mercado de forma constante. En Dinamarca cada vez son menos les que se dejan engañar con sus anuncios. Los grupos activistas han mostrado repetidamente las terribles condiciones en las que viven esos animales cuyas pieles acaban siendo objetos de decoración para mostrar el estatus socioeconómico de les más riques. La sociedad está cambiando y cada vez es menos frecuente ver a gente con abrigos de piel por la calle. Por eso, la compañía necesita promoverse de otro modo. Y ahora lo está haciendo a base de mostrar la importancia económica que tiene en el mercado más codiciado por las empresas escandinavas en estos momentos: China. Es decir, apelando a los sentimientos nacionalistas e imperialistas de les daneses.

Sin duda, esta imagen y toda la campaña, se inscribe en esa tónica. Yo, cada vez que me cruzo con ella, no puedo dejar de reaccionar. La simbología está tan clara que hasta une burguese debe sentir incomodidad ante semejante despliegue. Una mujer rubia de ojos azules, de gran tamaño y con enorme seguridad, vamos, una danesa "de las de verdad", "protege" con su brazo, al mismo tiempo que sujeta e inmoviliza, a una mujer de rasgos reconocibles como chinos en este país, una mujer de menor tamaño y aspecto más inseguro. Dinamarca y China. Una persona blanca y una persona no blanca. Al mismo tiempo, el cuerpo visible es el de la mujer china. Nada sorprendente si recordamos la constante sexualización a la que son sometidos los cuerpos asiáticos femeninos por la imaginación del hombre blanco. Una mujer danesa activa, con pose dominante. Una mujer china pasiva, con el brazo colgando y la mirada perdida. Sometida. Todo apoyado por el texto. Es Dinamarca la que invade China. Aunque el anuncio lo estés viendo en Copenhague.

Por supuesto, nada mejor cabe esperar de una compañía que se gana la vida matando. Pero, lo terrible es que anuncios como este muestran el clima de falta de reflexión de este país, y de aceptación de discursos racistas, xenófobos, imperialistas, orientalizantes.


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22 de abril de 2013

Negación sueca del racismo antimarrón

Encuentro en Estocolmo con una persona queer. Sin duda, este hombre en Suecia es leído como pertenenciente a la etnia mayoritaria del país, es decir, como blanco, rubio, con ojos azules, con fisionomía escandinava. Habla sueco sin acento. Ha nacido en una familia que es leida del mismo modo. Tiene papeles, nacionalidad sueca. Ha crecido en este país, yendo a una escuela en la que ha recibido sus diplomas suecos. Ha vivido la mayor parte, sino toda, su vida en ciudades suecas. Ha adquirido un lenguaje corporal, un tono de voz, una forma de moverse y formularse, un estilo que son leídos como suecos por les demás natives del país. Vamos, no sobresale. No es racializado ni exotificado. Es un sueco de les que son reconocides como tales, con todas las experencias de serlo, con todos los rasgos, con todos los papeles, todos los privilegios que van asociados a semejante estatus. Además, la persona con la que se ha casado cuenta con el mismo estatus. Juntos son leídos como dos suecos de los de toda la vida, de esos que en el resto de Europa son reconocidos como escandinavos. Por lo que tampoco vive la racialización y exotificación en su vida diaria, ni personalmente ni en sus relaciones cercanas.

Sin embargo en otros aspectos sí que sobresale. Este hombre se entiende como queer, feminista, trans*, de izquierdas, antifascista, antirracista, antinormativo y con un análisis crítico. Es activista. Y por supuesto, no todo en su vida son privilegios. Ha sufrido y sufre diversos tipos de opresión: transfobia, homofobia, sexismo, queerfobia. Pero claramente no racismo ni xenofobia, como se puede escuchar en la conversación que explico a continuación.
Penny Arcade

Hablamos sobre un festival queer feminista al que ha asistido y ofrece su versión crítica sobre Penny Arcade. Aparentemente mi contertulio sueco se siente muy ofendido porque Penny Arcade ha dicho que como persona de origen italiano ha vivido racismo por ser "de color". Mi amigo piensa que es estúpido que una mujer blanca afirme haber sufrido racismo, sobre todo cuando hay personas negras en la sala en la que el espectáculo tiene lugar. Hasta ese momento mi amigo se siente seguro en su discurso. Cree estar hablando con dos personas que están de acuerdo con él. Cuando irritade le explico que yo como inmigrante del sur de Europa no soy considerade como blanque ni en Dinamarca ni en Suecia, que se me ve como marrón, mis comentarios son rechazados por ser vistos como una exageración y como un residuo del pasado. Para él, las personas del sur de Europa ya no son discriminadas ni consideradas como "no blancas" ni en Europa ni en Estados Unidos. Y esa discriminación o racialización ni siquiera fue suficientemente importante en el pasado como para mencionarla. Me quedo atónite y no contesto. Pero me siento fatal. La conversación sigue por otros derroteros en los que estamos más de acuerdo.

El resto del día siento que estoy moleste pero no sé muy por qué. Cuando por fin me quedo a solas, veo que sin quererlo mi cabeza vuelve una y otra vez a esa parte de la conversación en la que él sencillamente silenció mis argumentos como persona pertenenciente a una minoría racializada. Y veo que lo que me provoca realmente es que una persona que pertenece a la mayoría opresora, una persona que no es racializada sea capaz de negar en mi cara mi experencia como persona racializada cuando la estoy haciendo explícita. Y más cuando esa persona cree tener un discurso antirracista muy reflexionado.

Escandinaves queers. Para la mayor parte de elles tampoco soy blanque. Y sin embargo, la opresión que sufro es negada. Incluso cuando literalmente sucede ante sus ojos porque elles son parte de les opresores,  e incluso de forma activa al silenciar a una persona de color, ya sea esta yo o cualquiere otre que intenta hablar de racismo antimarrón. Ya no sé ni cuántas veces he visto lo mismo. La opresión asociada a ser entendide como marrón es visible mil veces al día. Y sin embargo, el racismo que la provoca es negado esas mil veces y otras mil más. ¿Exageración? ¿Algo del pasado? Pero no sé ni para qué me sorprendo. Si hasta las personas que viven esa opresión la niegan de forma insistente y constante, minimizándola, ridiculizando a les que la mencionan, ¿cómo no van a hacer lo mismo les que no sufren esa opresión, les que son su causa?


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29 de marzo de 2013

¿Será mi actitud la que provoca su racismo?

En la entrada anterior sobre ser entendide como inmigrante marrón = perker en este país, Hvalros daba voz en su comentario a una crítica muy extendida cuando una persona oprimida denuncia esa opresión: en realidad eres tú el problema. Si no te comportaras así, si no te dejaras llevar por ese sentimiento (que en este caso es denominado "resentimiento"), si no tuvieras esa actitud, si no lo vieras así... todo sería perfecto. O al menos, no existirían todos esos problemas de los que tú te quejas, todo eso que tú decides ver como opresión. De ti parte y en ti acaba el problema.

Esta reacción, muy extendida entre les humanes, trágicamente no solo se encuentra entre les que oprimen, sino que en igual o mayor medida, se encuentra entre les que son oprimides. Igual que entre les que se definen como homosexuales es habitual negar la homofobia que motiva una enorme cantidad de las situaciones que viven, igual que entre las mujeres es constante encontrar una negación de la situación de desigualdad que crea el patriarcado en las sociedades en las que viven, igual sucede con les inmigrantes y las personas racializadas. Nada me sorprende escuchar a une inmigrante decir que nunca ha vivido la xenofobia de la cultura en la que se encuentra, o a une persona no leída como blanca decir que nunca ha sentido racismo. Y lo que es todavía más interesante, la enorme mayoría de esas personas conocen los conceptos que se refieren al tipo de opresión que ellas mismas viven, ya sea machismo, racismo, xenofobia, transfobia, bifobia, queerófobia, sexismo, misoginia, antisemitismo, islamofobia, clasismo... Y son capaces de decir que tales tipos de opresión existen o bien en otros lugares, o bien contra otra gente más lo-que-sea (oscura, religiosa, con pluma, pobre...), o bien en otros momentos de la historia que aparentemente ya hemos superado.

Lo interesante para mí es analizar los motivos que crean esas voces. ¿Por qué decide una persona aliarse al coro de voces que niegan su propia marginación y opresión? ¿Qué mecanismos están en marcha para que les oprimides no sean capaces de identificar su propia opresión?

Las respuestas son sin duda muchas y muy complejas. Yo no llego más que a discernir algunos pequeños elementos. Pero quiero presentar aquí parte de lo que intuyo.

La opresión solo puede
sobrevivir gracias al silencio.
Para empezar entiendo que para les opresores siempre es un recurso negar que tal opresión existe. Lo que no existe, no hay que cambiarlo. En lo que no existe, no se puede tener responsabilidad. La forma más evidente de mantener los privilegios que oprimen a otres es evitar el cambio. Por otra parte, sin responsabilidad no hace falta mover un dedo para cambiar la situación de otres.

¿Qué haces para mejorar las cosas?
Si no es posible conseguir que el problema sea inexistente, es decir, invisibilizarlo, el siguiente paso si no se desea un cambio es lógicamente seguir negando la responsabilidad. Y eso se consigue de forma muy eficaz individualizando el problema y buscando otre responsable. Por supuesto, ele más apropiade es ele oprimide. Darle la vuelta a la tortilla: no soy yo, eres tú.

Así, son les homosexuales les que provocan con su innecesaria demostración de su sexualidad, son les europees del este les que crean problemas porque vienen a este país a robar, son las mujeres las que invitan a ser violadas por llevar esas ropas con las que están casi desnudas, etc.

Al individualizar un problema, negando la importancia de las estructuras sociales, se consigue también desproblematizar un comportamiento opresor. Si el problema es individual y no estructural, las causas, las consecuencias, los métodos, todo, se individualizan. Si eres tú y solo tú la que tiene un problema por ser mujer, no hay machismo en esta sociedad, el motivo debe de ser otro. Y por eso los cambios no tienen que afectar a las estructuras que crean esos problemas, sino a tu situación particular.

Pero además, si el problema es individual, ¿no serás tú ele causante de ese problema? ¿O no estarás viendo fantasmas? Porque mira, todas esas otras personas como tú no tienen ese problema que tú dices tener...

Lo más habitual sin embargo creo que es una mezcla de las dos estrategias. Individualizar el problema encontrando en ele oprimide al culpable y al mismo tiempo negar que tal opresión existe. No basta más que mirar a mitos como lo fácil que es recibir una vivienda siendo una persona de etnia gitana o lo ricos que son los gays.

Desde el punto de vista de les opresores, todas estas estrategias tienen sentido. Evitar el cambio. Mantener el status quo. No tener que actuar. Proteger sus privilegios. Crear confusión entre les oprimides. Evitar que se agrupen y trabajen por cambiar la situación. Agruparse con otres opresores para acosar a les oprimides. Mantener la conciencia tranquila. Ridiculizar a les que se rebelan. Adquirir nuevos privilegios...

Desde el punto de vista de algunes oprimides, parece que unirse a estas estrategias de individualización, negación, acoso y ridiculización también tienen sentido, por ilógico que pueda parecer por adelantado.

Para empezar existen distintos grados de opresión. Une persona oprimida en 1 aspecto puede ser opresora en 162.000 otros. Esa persona con seguridad siente como menos urgente y necesario un cambio social que le quite esos 162.000 privilegios, aunque sea desprivilegiada en ese 1. Así, una persona leída como blanca, con rasgos entendidos como escandinavos, con un estatus económico alto, con los privilegios que siguen a ser leído como hombre en una sociedad sexista, con una educación formal suficiente para acceder a puestos de trabajo más especializados, con un cuerpo físicamente capaz de aprender a moverse sin sobresalir... es sin duda menos oprimido aunque provenga del mismo país africano que una persona leída como negra, con rasgos entendidos como africanos, con un estatus económico mísero, con la falta de privilegios que sigue a ser leída como mujer, sin una educación formal que le permita acceder a trabajos cualificados, con un cuerpo de 120 kilos y un velo en la cabeza. Ambes sin embargo sufren xenofobia, motivada por los mismos mecanismos. La segunda persona, no obstante, sentirá que los obstáculos en su vida en general son mayores, y acostumbrada a vivir opresión, será probablemente capaz de identificar también con mayor facilidad los casos en los que es discriminada por motivo de su lugar de origen. Pero sobre todo, necesitará luchar contra la opresión y las estructuras sociales existentes de forma más urgente.

Cada persona pues combina en sí aspectos opresores y oprimidos. Por tanto, cada persona tiene un porcentaje diferente invertido en mantener y reproducir las estructuras existentes. Cuanto mayor sea el beneficio que obtiene, menor será su deseo de cambio.

Por tanto, no todes les oprimides desean en la práctica un cambio social, ni siquiera en aquellos aspectos que les perjudican a elles mismes.

¿Qué hacer entonces ante las protestas de les que buscan un cambio? Utilizar las técnicas de les opresores. Negar. Individualizar. Ridiculizar. Unirse al grupo que acosa. Intentar contener las quejas de otres. Justificar la propia falta de reacción negando que sea necesaria. Hacerse ciegue ante les problemas de otres mientras no sean les suyes propies. Mantener la ceguera incluso cuando les problemas les afectan a elles.

¿Y qué se pretende conseguir con esto? Mantener los propios privilegios. Y acceder a aquelles privilegios que no se tienen todavía. En lo que yo entiendo como un error de análisis, estas personas creen que no sufren opresión, discriminación, marginación si consiguen ser aceptades como parte de les opresores. Así, mostrando lealtad ante les opresores, negando la opresión, intentando contener las voces disidentes, defendiendo la cultura opresora, alejándose de les oprimides, creen llegar a ser entendides como une más del grupo con poder. En mi opinión sin entender que esto jamás es así, ya que la opresión, aunque menos visible, también sigue en pie para elles, y su limitado acceso a los privilegios está condicionado por la continua necesidad de mostrar lealtad y adherencia al grupo dominante.

Tengo miedo y por eso
obedezco sin cuestionar
Así pues, entre muches extranjeres viviendo en otro país, es habitual encontrar una negación del racismo y la xenofobia, o como mínimo, una negación de haberlos sufrido personalmente. Con ello:
  • parecen creerse más integrades, más parte de la nueva cultura en la que habitan;
  • luchan por establecer su estatus social al negar que elles mismes han sufrido discriminación, porque "no son notades como extranjeres";
  • adquieren una posición de tokens (ejemplo de una persona de la minoría que se adapta a la mayoría y por eso es deseable, entre otras cosas para poder venderse como diverse) entre les nativos del lugar y reciben apoyo, y son premiados cada vez que elogian la cultura receptora y niegan su racismo y xenofobia (hasta el día en el que dejan de hacerlo, claro está);
  • acceden de forma temporal y condicionada a lugares que les serían negades si no jugaran bajo las reglas dominantes. 
  • refuerzan sus propios privilegios entre las demás personas inmigrantes;
  • invierten en la nueva estructura social en la que tampoco desean una eliminación de todos los privilegios;
  • se separan de aquelles que son mal vistes por la sociedad de la que quieren formar parte;
  • reaccionan ante el miedo que sienten a ser rechazades.

Y mil cosas más. Una que no quiero dejar de nombrar es el (no tan) curioso hecho de que esta estrategia es mucho más popular entre les extranjeres que se consideran expats (expatriades) que aquelles que son inmigrantes o refugiados, aquelles que provienen de países occidentales y ricos, aquelles en cuyas culturas de origen ha habido y hay una buena dosis de imperialismo, aquelles que en sus países de nacimiento contaban con posiciones más privilegiadas, aquelles que sufren un menor grado de opresión general en sus vidas.

Por eso, españoles (mucho más que latines) que no ven racismo y xenofobia en Dinamarca hay a patadas. Hombres cisgénero heterosexuales y blancos de clase media con estudios y medios económicos todavía más. Pero eso, más que decir algo sobre la falta o no de racismo y xenofobia de Dinamarca, lo que dice es algo de sus posiciones y sus estrategias para afrontar la pérdida relativa de estatus que viven al moverse a este país. Pérdida provocada básicamente por ese racismo y xenofobia que niegan.


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24 de marzo de 2013

Inmigrante marrón en Dinamarca = perker

Habiendo nacido en un país que ahora pertenece a la Unión Europea, mudarme a Dinamarca no tenía que haber sido difícil, y ciertamente en comparación con lo que otra gente padece, no lo fue. Pero mudarse a este país solo es el primer paso de un largo proceso que no termina nunca. Con suerte y con el paso del tiempo vas adquiriendo ciertos privilegios que te permiten moverte con mayor facilidad en esta sociedad. Sin embargo, también vas viendo cómo esos privilegios no borran (si es eso lo que deseas) tu condición de "diferente", de inmigrante, y vas descubriendo cómo ese estatus social afecta a cada pequeño detalle de tu vida. Si además provienes de una cultura no germana o anglosajona, no solo serás inmigrante y diferente, sino que a tu persona se le adjudicará de forma automática un atributo con el que muches no cuentan antes de llegar: el de inferioridad.

Muches inmigrantes en sus países de origen formaban parte de la cultura, la etnia, la religión, la clase social y demás mayoritarias. Y por tanto entendidas como superiores. Aquí sin embargo pasan a ser parte miembres minoritaries de la sociedad. Incluso en aspectos que estes inmigrantes no identifican como propios. Un ejemplo muy claro es eso que algunes llaman "raza". Muches habitantes del sur de Europa no han vivido en su propio cuerpo el racismo y xenofobia que afecta a las personas no leídas como blancas hasta que deciden emigrar a un lugar del norte de Europa (o a otra cultura proveniente de estas). Aquí descubren que el racismo dirigido a las personas "no blancas" también es dirigido hacia elles, al ser considerades como "marrones". 

Como persona nacida en España dentro de una familia ni gitana ni entendida como otra cosa que blanca y de la cultura mayoritaria, antes de llegar aquí no sabía que en otros lugares de Europa se me consideraba inferior por el color de mi piel, el color de mis ojos, el color de mi pelo, mis rasgos físicos. Sabía que económicamente se me vería como inferior. Intuía que la religión de mi cultura de origen se vería como menos avanzada en un lugar protestante. Sabía que históricamente la cultura hispana había afortunadamente perdido su estatus de potencia y que en muchos lugares se veía con desprecio. Pensaba que muchos aspectos de la sociedad en la que había crecido eran más que criticables e imaginaba que en otros países muchos de los problemas que yo veía se habrían solucionado de formas  diferentes, algunas más acordes a mis ideas y otras menos... Pero sinceramente no comprendía como comprendo ahora el grado en el que muchos de los rasgos culturales del sur eran vistos con desdén por el norte. Igual que no comprendía como comprendo ahora el grado en el que muchos rasgos de otros lugares más al sur que el sur de Europa son vistos con desdén por les sureuropees.

Pintada en la que se lee "Muere perker".
Aquí se me llama algo racista: perker (que viene de una mezcla entre turco y persa). Igual que en España se les llama "moros" a les magrebíes y demás musulmanes, "sudacas" a les latinoamericanes, "ginchos" a las personas de etnia gitana, "negratas" a les que son leídes como negres, "chinitos" a les que tienen rasgos asiáticos. Y a todes se les trata como inferiores. Igual que a mí se me trata como inferior en Dinamarca.

Así bien, acepto vivir desde una posición de inmigrante. Desde una posición de marrón. Desde una posición de perker. Y desde estos puntos de partida quiero escribir este blog. Y con ello visibilizar y denunciar las situaciones en las que mi condición de perker me hacen la vida más difícil. Igual que se la hace a todes les que sufren opresión. Al mismo tiempo negar el mito de la tolerancia escandinava, de la supuesta falta de racismo y xenofobia en estas sociedades. El racismo y la xenofobia existen aquí igual que existen en España y en cualquier otro sitio. De hecho, cuanto más blanca, más culta, más igualitaria, más justa y más avanzada se imagina una sociedad, más probable es que simplemente sea ciega a los problemas que existen en su interior. Y en Europa no faltan precisamente sociedades que no se sueñen tolerantes y diversas. Especialmente las noreuropeas.


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12 de marzo de 2013

Preséntate

Si me lees, supongo que algo aquí te interesa. Y eso me hace intuir que yo también tengo interés en ti. ¿Quién eres? ¿Por qué estás aquí? ¿Cómo me has encontrado? Preséntate. Cuéntame y cuéntanos algo de ti.


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11 de marzo de 2013

Este blog es para ti

Creo que este blog es para ti:


  • Si estás pensando en mudarte a Dinamarca, especialmente a Copenhague. O en cierta medida también si estás pensando mudarte a Escandinavia o algún otro país nórdico.
  • Si necesitas información concreta sobre cómo es vivir en Dinamarca no habiendo nacido aquí, cuáles son las normas, cómo te ve la administración, cómo te trata la sociedad...
  • Si llevas aquí un tiempo y estás hasta el gorro de aguantar que te marginen, te racialicen, te discriminen, te exotifiquen, te traten como si fueras el representante de tu país de origen...
  • Si buscas otres inmigrantes hartes de ser tratades como inferiores.
  • Si no te da un ataque de nacionalismo pro-el-lugar-del-que-provienes solo por vivir en otro país.
  • Si te carga ver que también entre les inmigrantes hay categorías y no te identificas con ser expatriade, emigrante, trabajadore en el extranjero y demás, sino que ves tu experiencia como la de une inmigrante.
  • Si eres inmigrante en cualquier otra sociedad y ves los mismos problemas que yo veo aquí.
  • Si eres inmigrante en España, lugar en el que nací y en el que veo cómo se trata a les que no nacieron allí exactamente igual que se me trata a mí aquí.
  • Si quieres organizarte en hacer activismo migrante.
  • Si ves que tu condición inmigrante afecta cada aspecto de tu vida. Y la mayor parte del tiempo no precisamente positivamente.
  • Si vives de una forma no cisheteronormativa y ves cómo ambas cosas tienen muchas consecuencias similares.
  • Si...


Porque hace falta más activismo inmigrante y me gustaría mucho conocerte.


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10 de marzo de 2013

Qué hay en este blog

Este blog surge como continuación-excisión de mi antiguo blog en el que mezclaba cualquier tema, pero que inicialmente estaba centrado en asuntos que de algún modo tenían que ver con el hecho de vivir en Dinamarca habiendo nacido en otro país y en los distintos aspectos que eso conllevaba, desde las diferencias culturales que vivía hasta la identificación política como inmigrante con escasos derechos.

En INMIGRANTE MARRÓN EN DINAMARCA = PERKER quiero hacer básicamente tres cosas:
  • Crear una especie de guía práctica para las personas que deseen vivir en Dinamarca, Escandinavia o algún país nórdico, siempre desde una perspectiva crítica con las normas. Las entradas aparecerán bajo la etiqueta "guía para inmigrantes"
  • Promover el activismo inmigrante tanto en este país como en los países de habla hispana, divulgando y debatiendo ideas relacionadas con las políticas que nos afectan a les migrantes. Las entradas aparecerán bajo la etiqueta "política"
  • Escribir mis idas y venidas relacionadas con este tema, como solía hacer en mi antiguo blog. Desde mi experiencia con tal papel administrativo hasta mi indignación ante otra noticia xenófoba más, pasando por cualquier otra cosa que despierte mis ganas de escribir sobre este país o la vida como migrante. Las entradas aparecerán bajo las etiquetas "vivencias" y "pensamientos"

Por supuesto, estos tres apartados ni son independientes ni podrían serlo. En todos busco diálogo, activismo, aprender, hacer, cambiar, revolucionar, expresarme y mil cosas más.

Además, si consigo mover las entradas que he publicado en el blog anterior, habrá un apartado más bajo la etiqueta "antiguo blog".


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9 de marzo de 2013

Intentando traer las entradas antiguas del otro blog

Nuevo blog. Continuación del otro, pero al mismo tiempo distinto. Estoy intentando traer de allí todas las entradas que he escrito que de algún modo tratan temas relacionados con la inmigración, con el vivir en Dinamarca, en Escandinavia o en algún país nórdico, con el nacionalismo, la xenofobia y el racismo y similares, pero por ahora me está resultando muy difícil. Si lo consigo, aparecerán aquí en el futuro. Si no, se quedarán allí. A ratos me dan ganas de rendirme y dejarlo simplemente allí. Pero es una pena perder todo lo escrito y no crear algo más completo aquí. Veremos.


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